sábado, 12 de noviembre de 2011

El Camino del Amor



Una vez oí decir por mi maestra que la forma más grande que asume el amor es la gratitud, y al pasar el tiempo creo que estoy entendiendo más y más lo que ella quiso decir.



La vida continuamente nos invita a expandir nuestra capacidad de amar, una y otra vez nos da oportunidades en nuestra cotidianidad para crecer en el, a través de nuestras relaciones con los demás y con todo. Al principio aprendemos del amor reconociéndolo en nuestras relaciones con otros, lo sentimos en el amor incondicional de nuestra  madre o padre, en el gesto desinteresado de un amigo y la total lealtad de nuestra mascota, en la vulnerable entrega que ocurre en la intimidad con la pareja, en la paciencia del maestro y el acto de solidaridad de un perfecto extraño. Tomas las formas de paciencia y tolerancia, empatía y compasión, compromiso y responsabilidad. Pero más aun, lo empiezas a percibir en el abrazo cálido del Sol, en la fresca brisa del viento, en el árbol que te ofrece no solo sus frutos y sombra, sino hasta su propio tronco en madera. Con cada uno de estos amores logramos sanar nuestro miedo animal y primigenio, el amor de estos maestros poco a poco nos van revelando el amor en nuestro propio corazón y es a través del difícil y complejo arte humano de amar, que nosotros nos convertimos en maestros y sanadores de otros.



Yo creo que con cada una de estas relaciones poco a poco vamos desarrollando nuestra capacidad para algún día poder contener el amor más profundo, mas transformador, mas empoderador, mas intoxicante. Es aquel que te lleva por el camino mas difícil, el que te hace afrontar tus miedos, pequeñez, mezquindad, conformidad, apatía, egoísmo y egocentrismo; este amor te confronta y te inspira con la fuerza capaz para sacrificar todo aquello a lo cual estas infantilmente apegado, tus pertenencias materiales y emocionales, reconocimientos y prestigio, tu orgullo y prepotencia, te lleva inclusive a sacrificar tu propia seguridad, tu propia vida.



¿Y a que sacrificas todo esto, que fuerza es capaz de llevarte a tal inmolación voluntariamente, que deseo puede ser tan poderoso que eres capaz de perder todo miedo a la muerte?  Pues solo puede ser a algo más grande que tu pequeña individualidad, a un Ser perenne, eterno, e inquebrantable. Es aquel que descubres cuando tu corazón se ha hecho tan puro y fuerte que te ves reflejado en cada ser vivo, cuando te reconoces en cada persona, cuando te duele profundamente la destrucción de la naturaleza, cuando te duele el dolor de un desconocido, cuando te das cuenta que tu corazón no discrimina entre bueno y malo, grande y pequeño, fuerte y débil, blanco o negro, cuando tu corazón siente profundamente por todos y cada uno, cuando el expansivo amor en tu pecho te impulsa a ofrecerte en agradecimiento al Universo Entero, de la misma manera que el universo se ha ofrecido a ti. Entonces es allí cuando descubres el Gran Amor y ocurre el profundo reconocimiento de tu verdadera grandeza, descubres quien eres, reconoces este amor pulsando en tu corazón como el amor de Dios fluyendo hacia toda la Creación en profundo agradecimiento.












Namaste!

No hay comentarios:

Publicar un comentario